miércoles, 23 de septiembre de 2009

Los empresarios del corcho se suman a la campaña en detrimento del uso del plástico por su alto índice contaminante y proponen el uso de otros productos sostenibles como el corcho


ASECOR, Cluster del Corcho de Extremadura, se suma a la acción publicitaria liderada por unos conocidos centros comerciales en detrimento del uso del plástico por considerar su alto índice de contaminación. Y en este sentido, ASECOR aprovecha la ocasión para sensibilizar a la población de las ventajas del uso del corcho como producto natural que, lejos de dañar al medioambiente, contribuye a la absorción de CO2.


Según estudios independientes, la fabricación de mil tapones de corcho emite menos de 5 kilos de CO2 a la atmósfera, mientras que la misma cantidad de tapones de plástico y de rosca de aluminio supone más de 16 kilos y 37 kilos de CO2, respectivamente. Es decir, que un tapón de plástico poluciona en su fabricación 16 gramos de CO2, más que una bolsa de plástico.


Del mismo modo, un estudio de la consultora estadounidense PriceWaterhouse Coopers señala que la fabricación de un tapón de plástico y uno de aluminio suponen, respectivamente, 10 y 25 veces más gases de efecto invernadero que un tapón de corcho. Asimismo, los tapones de corcho son totalmente reciclables y biodegradables, causando un menor impacto que los de plástico y aluminio. A esto hay que sumar la capacidad del alcornoque que, como cualquier vegetal, absorbe CO2 de la atmósfera (50 Kgs. de CO2 hasta que se le saca el corcho para fabricar el tapón).


La industria del tapón de corcho es ecológica y renovable. Y el producto es natural, orgánico, biodegradable y reciclable. Por este motivo, la Asociación de Extremadura del Corcho se plantea la iniciativa de instalar contenedores de tapón de corcho en establecimientos hosteleros para su posterior reciclado.


El corcho posee la capacidad de compresión y recuperación de su estado inicial; es también aislante térmico, acústico y eléctrico; es impermeable a líquidos y gases; tiene buenas propiedades superficiales (baja fricción) y una gran estabilidad química; cuando está seco nunca sufre daños derivados del ataque de agentes biológicos. Por todas estas razones, el corcho es un producto ideal para la conservación de alimentos ya que es inocuo y no genera sabores.


El corcho procede de una especie de roble, el Alcornoque, que crece principalmente en el sur de Europa y el norte de África. Este árbol es un pilar fundamental del ecosistema mediterráneo y un tesoro de nuestra biosfera debido a la gran variedad de especies autóctonas, incluso algunas en peligro de extinción, que habitan en él.


Cada año, los alcornoques producen una nueva capa de células suberizadas. Estas planchas de corcho no se caen naturalmente, y forman anillos de crecimiento tal y como sucede en la madera. Este árbol junto con la encina son los iconos forestales de la comunidad Extremeña.


Se ha creído que la saca del corcho daña al árbol. Sin embargo, los árboles pueden sobrevivir sin esta cantidad de biomasa, que supone un pequeño porcentaje del total de biomasa producida en un año. Por otro lado, la extracción del corcho ayuda al árbol a mantenerse saludable ya que esta es una manera indirecta de provocar la regeneración de tejido viejo relativamente deteriorado por el paso del tiempo. Existen estudios independientes que han demostrado técnicamente que la industria corchera es la más respetuosa con el medio ambiente en comparación con los otros tipos de cierre.


Si la demanda potencial de corcho se perdiese definitivamente, habría serios riesgos en la supervivencia del monte alcornocal y el complejo ecosistema que sustenta, según establecen ciertos colectivos científicos, economistas y asociaciones ecologistas tales como WWF. A parte de perder calidad desde el punto de vista fisiológico.


Los alcornocales son el centro de la economía basada en la explotación de recursos naturales de muchas regiones de países como Marruecos, Italia y principalmente Portugal y España. Aparte de ser una fuente de corcho, estos bosques sirven como fuente de recursos para el pastoreo, los cultivos de cereales, leña, carbón, frutas, aceites, hongos y caza. De forma natural, conforman densos bosques que albergan gran variedad de especies de fauna y flora, convirtiendo a estas masas forestales en verdaderas reservas ecológicas.


Por todo ello cuando tome una copa de vino, asegúrese de que el tapón de la botella es de corcho y admírelo. Cójalo entre tus manos y mientras paladea el aroma del vino al que el corcho ha contribuido, sienta el latido de vida que corre por su superficie, así será participe del milagro y contribuirá al legado de futuras generaciones.

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